VENEZUELA, ¿ENCAMINADA
A UNA EDUCACIÓN PARA EL FUTURO?
Si
partimos del constructo que educar es la
fuerza del futuro, como instrumento poderoso para generar el cambio que se
quiere realizar en un País, el actual sistema educativo venezolano, se rige
hacia la premisa de una concepción
humanista del proceso enseñanza aprendizaje, bajo este concepto, vale la pena
compararlo, con lo planteado por uno de los propulsores del pensamiento
complejo como lo es el sociólogo Edgar Morín, en relación a lo que exige una
educación para el siglo XXI.
Revisando
la disertación sobre “Los Siete Saberes
Necesarios para una Educación del Futuro”,
aunque el recalca aspectos básicos como el conocimiento pertinente, a través
del cual se puede resolver las situaciones que sobrevienen en cada aspecto de
la vida y construir puentes hacia otras disciplinas conexas, que le permitan al individuo responder,
solucionar y trasformar su entorno de manera positiva, tanto de manera
individual como de manera colectiva; La educación del futuro debe
considerar saberes que son normalmente
ignorados en la educación actual, la ética del género humano, enmarcado hacia
el respeto mutuo y de mis congéneres como pares que somos, a pesar de las diferencias de tipo particular
o como integrante de una minoría, ya que todos estamos en convivencia en este
mismo planeta y por lo tanto interrelacionados entre sí, a través de la
solidaridad y la igualdad, lo cual lleva a describir la identidad terrenal,
nuestra madre es la tierra y debemos buscar el equilibrio entre producción,
depredación y cohabitación, debemos educar que compartimos la misma residencia
terrenal, recordando que somos sociedades que no vivimos aislados, lo cual nos
garantizará la supervivencia y la conservación de los recursos necesarios para
las futuras generaciones.
En relación a saber enfrentar las
incertidumbres, debemos generar una actitud investigativa, de pensamiento
inacabado, siempre a la expectativa de lo que pueda parecer inesperado, o de
inestabilidad, lo cual nos permitirá responder de manera asertiva, ante las
vicisitudes del ritmo acelerado de nuestra vida actual. Uno de los aspectos a resaltar es enseñar la
comprensión mutua, ya que debemos cambiar hacia una cultura de paz, donde todos
tengamos los mismos derechos, podamos disfrutar de los mismos espacios, con la
libertad de gozar de los mismos beneficios, sin sesgos de ningún tipo, sin
exclusión basada en alguna razón política, religiosa, social o personal. En la
comprensión al otro se afianzan valores de confraternidad y solidaridad que
propenden a lograr sembrar el perdón, la justicia, el amor y la verdad, que son
las bases para la paz.
Si bien es cierto ese análisis
sociológico de lo necesario para una educación para el futuro, aun cuando su
autor no define en forma precisa como operacionalizar tales conceptos, con la
finalidad de plasmarlos objetivamente en
un plan educativo, o tal vez no se logra la síntesis efectiva por tratarse de
un pensamiento complejo, nos hace reflexionar que es muy fácil teorizar sobre
el hecho educativo y que para lograr metas a corto o largo plazo que nos
permitan obtener los frutos de la reforma educativa planteada en este nuevo
currículo bolivariano, se debe analizar nuestra realidad nacional con las
premisas de incluir a todos los estratos sociales, la incursión de una
educación de calidad, con un presupuesto
adecuado y suficiente para llegar a la verdadera transformación educativa que
todos esperamos y lograr superar el
analfabetismo funcional que se extiende de manera insidiosa sobre nuestros
centros educativos. Debemos despertar y tomar las oportunidades que el futuro
nos depara,…”Es necesario aprender a navegar en un océano de incertidumbre a
través de archipiélagos de certeza…” pero para ello debemos estar preparados y formados para saber distinguirlas
y aprovecharlas oportunidades. ¡El
futuro nos espera¡ Debemos abrirnos a nuevas ideas, en conjunto, y no aferrarnos a creer
ciegamente en las ideas aceptadas o antiguas.
Realizado por: Solange Mendoza, Ana
García, Rebeca Sotillo, Raúl Tapia, Milay Salazar y Nelly Chirinos.